jueves, 25 de julio de 2013

Mi Conclusión Final.

Ha llegado el momento de escribir mi última entrada, no sé que sentir ni qué escribir. ¿Cómo finalizar un proceso cuando lo único que hacíamos durante este era vivirlo, sin darnos cuenta de que el tiempo avanza y no deja nada detrás de sí excepto recuerdos en nuestros corazones?
Sin embargo, debo hacerlo, parte de los procesos de la vida consisten en cerrar etapas. Estas etapas, querámoslo o no, nos forman como un nuevo ser, un nuevo pensamiento, una nueva realidad. Entonces, puedo decir con certeza que no soy el mismo muchacho ahora de lo que era en marzo.

Hoy, 25 de Julio, me doy cuenta que tomo en cuenta más cosas a la hora de hablar, pienso en las palabras que definen a la perfección las cosas y busco formas novedosas de transformar mi alrededor.  Porque, ¿cómo pretendemos querer cambiar la realidad si antes yo no era ni capaz de pensar en que puedo crear lo que yo desee? Hoy lo sé, hoy sé que puedo funcionar y formar nuevas cosas a partir de lo antiguo. Puedo combinar los objetos y transformarlos en una obra de arte porque ese es el secreto de la victoria evolutiva del ser humano: Usar la razóna través de la creación. 

Creatividad incluye la creación, nos enriquece porque sentimos que dejamos algo en este mundo. De igual manera en que un músico o un artista dejan plasmado su paso por esta vida, nosotros podemos dejar plasmado nuestro recuerdo en simples regalos creativos a nuestros compañeros, por ejemplo.

Entonces creatividad es todo, no pretendo saberlo todo ahora y sé que jamás lo lograré pero puedo intentar crear todo y sé que en mi mente lo puedo lograr. Esta mente ahora está abierta gracias a este ramo, esta mente empieza a absorber las complicaciones de la vida e intenta buscar solución de forma óptima.

Creo que todos mis compañeros se han enriquecido de forma cósmica con esas clases que vivimos sin saber los jueves en la tarde, después de almuerzo. Solo espero que los recuerdos vivan en nosotros por el resto de la vida y, quizás cuando tengamos cuarenta o cincuenta años, recordemos nuestro primer año de universidad tocando instrumentos en Brígida Flores o escribiendo nuestras virtudes en un triángulo; o darnos la mano mirándonos a los ojos como también abriendo nuestros más preciados secretos a un grupo curso.



Quiero ocupar estas últimas líneas para agradecer a los dos profesores: Erna Navarrete y Félix Herrera por haber puesto de su parte para crear una atmósfera cómoda y bonita para que todos aprendamos lo hermoso que es crear y compartir con los demás.

Entonces cierro esta etapa a partir de estas últimas 500 palabras que estoy finalizando, saludos a todo el que leyó esto aunque sospecho que fue solo el profesor. Espero haber sido lo suficientemente bueno escribiendo y espero que en un futuro pueda usar nuevamente esta plataforma para expresar mis sentimientos y gratitudes por la vida universitaria que he estado llevando a cabo.


Adiós mi blog. 

Entrega de Regalos.

La profesora nos había ordenado hacer una buena cantidad de semanas que nos organizáramos en grupos de siete personas aproximadamente. Todos estuvimos expectantes, después de todo un semestre nunca sabemos que esperar de las llamativas clases de estrategias de la intervención. Entonces se nos mandó la actividad de pensar una palabra que hubiésemos visto en los otros ramos que tuvimos este semestre, nosotros elegimos la palabra “orquestación”, vista en el ramo: Introducción a la Terapia Ocupacional con la profesora SilviaGómez.

La idea era realizar un regalo para cada integrante del grupo que tuviese relación con la palabra, al principio fue difícil pensar en algo que fuera útil y a la vez bonito que entregar a nuestros compañeros. Yo no soy muy bueno haciendo estas cosas, es por la razón que elegí “música” cuándo fui promovido a primero medio, entonces no había hecho este tipo de construcción creativa desde la enseñanza básica.



Realicé horarios para un par de compañeros, con papeles pequeños de colores, con el fin de hacerlo más llamativo. También para mi compañera Claudia pude crear un “teclado de las metas”, consistía en un teclado hecho de cartulina en el que debía escribir sus metas a cumplir y poder organizarse de acuerdo a sus metas. También hice un par de formas creativas en otros regalos.

Llegó la hora entonces de juntarnos a intercambiar los regalos con el respectivo grupo. Jueves 25 de Julio del 2013, en el hall de la biblioteca de la universidad, nos juntamos todos los integrantes a intercambiar nuestros  regalos creativos.

Recibí un lindo lápiz con un muñeco que me representaba de parte de una compañera, muy lindo gesto y agradecí mucho el tiempo empleado en hacer algo así.
De otra compañera recibí unos audífonos pequeños, que representaban la pasión en mí que vendría siendo la música y los estudios.
De Valentina recibí una tabla donde deberíamos ordenar nuestras prioridades y poder estructurar una rutina ocupacional completa y que de verdad nos llene como personas.
Los demás regalos fueron también muy lindos y agradecí a tiempo a mis compañeros con un gran abrazo.



Esto demuestra que las cosas fueron hechas con dedicación y siempre sacando lo mejor de cada uno. Fue un lindo momento el que vivimos ahí en la universidad, algunos pudieron relajar su salida del examen de biología que habían tenido momentos antes, otros pudimos salir de la casa y dar una vuelta por las calles de Santiago con un día hermoso y resplandeciente de un sol primaveral que espero ver luego.

Nuevamente me quedo sin palabras, sería súper lindo si todos los grupos logren la unión que pudimos armar nosotros. No fuimos un grupo en el que estábamos con todos los que nos juntamos regularmente en la u, esto fue bueno, nos ayudó a generar lazos que no teníamos y sentirnos más cómodos con personas con las que no frecuentamos mucho en la escuela.

Esta es mi última entrada antes de la conclusión final, no puedo evitar tener sentimientos encontrados.


Nos estamos leyendo.

Mi turno de Drama

Hoy, luego de tres semanas un tanto complicadas con la problemática nacional de la educación, volvemos a vernos con nuestros compañeros preparados para una nueva clase de Drama. Eso sí, esta clase es especial para mi en lo personal porque es mi turno de presentar a una persona que signifique mucho para mí. Debíamos llevar cada uno la foto impresa y foto digital para proyectarla en clases y hablar sobre el por qué esa persona significa tanto para cada individuo del último grupo en presentación de este semestre que esta finalizando.

Entonces, escogí a mi madre: Norma Carreño. Ella es una mujer intachable, inteligente y absolutamente amorosa con y para sus hijos. Ella vive por mí y por mi hermano, siempre interesada de nuestro acontecer en la universidad o antes en el colegio. La mejor en Química y la mejor cuando se trata de “regalonear” a tus hijos.
Pero me gustaría también hacerle un espacio a mi padre: Isaac Morales. No lo elegí, pero eso no significa que no sienta un cariño intenso hacia él. Gracias a ese hombre yo estoy vivo y gracias a ese hombre pude tener una niñez llena de momentos hermosos viviendo en una fantasía total en los mundos que le gustaba inventar conmigo y con mi hermano.

Estaba algo nervioso, algunas compañeras lloraban al hablar sobre sus seres queridos y, de hecho pensé, que me tocaba lo mismo por todo el tema de la nostalgia y catarsis que produce el hablar de mi mamá y que todos me escuchen con respeto.

Para mi sorpresa, no fue así.

Cuando vi proyectada la imagen de la mujer que me concibió no pude nada más que sentir alegría, ella sale riendo en la foto y muy despeinada. Me produjo risa, como la risa que ella tiene siempre en su rostro a pesar de estar mal, solo para no preocupar a sus hijos.
Ella sabe que haría lo que fuera por su bienestar, y si ella sufre yo sufro con ella. Si ella camina yo camino.

No sé que más escribir, fue un hermoso momento. Siento que mis compañeros cada vez me conocen más y que yo los conozco a ellos, recuerdo el relato de cada uno y me convenzo cada vez más de que una persona es un mundo completo, una realidad por sí sola que vive rozando tangentemente las realidades de los individuos que lo rodean, intentando entenderlos y decodificar cada pieza que construye al otro.

He aprendido a agarrar cariño a todos mis compañeros, independiente de la forma en que me miran o las pocas palabras que hemos intercambiado. Estoy seguro que somos cómplices porque nos conocemos a profundidades estratosféricas, así nos comprendemos de verdad y somos capaces de aceptar la historia y verdad de las personas.


 Me siento muy complacido por todo lo que mis compañeros han producido en mi vida durante estos meses que llevamos en la facultad, son estos momentos en los que anhelo que jamás terminemos de conocernos y querernos como hoy.


miércoles, 5 de junio de 2013

Yo, El Pablón jajaja.

Describir mi vida en 500 palabras… Difícil, ¿Cómo expresas tantos momentos, años de vida que contienen vivencias irrepetibles en un texto tan diminuto? En fin, lo intentaré…

Mi nombre el Pablo Antonio Morales Carreño, nací el 3 de Marzo de 1995 en Santiago (y nunca he vivido en otra ciudad). Fui el segundo hijo del matrimonio de mis padres, que se concretó el 27 de Octubre de 1990. Hoy en día tengo 18 años, 3 meses, un día y 18 horas de vida, tiempo que creo haber vivido bastante bien…



Recuerdo haber ido al jardín llamado: “Fantasía”, nombre bastante exagerado si tomamos en cuenta que era más corriente de lo que quisiera ser. En aquel jardín formé la primera “amistad” si así podíamos llamarlo con un niño llamado Erasmo, vaya que lo pasábamos bien jugando en esos pastos. Me atrevería a decir que los momentos más satisfactorios y felices están plasmados en ese patio trasero.

Entré a kínder en el colegio Santa María de Santiago, lloraba y lloraba el primer día (se me olvidó anticipar que era el rey delos llorones cuando pequeño, lloraba hasta porque perdía en un juego) y mi hermano intentó subirme el ánimo colocándose un traje de “chinita” que había ahí en la sala, me reí y me subió mucho el ánimo.

Al pasar a primero básico fui matriculado en el colegio María Auxiliadora de Santiago (se notará la influencia cristiana de mi madre, que después rechazaría como paradigma de vida). Hice mis 8 años de básica en ese colegio, conocí en segundo básico a la niña que sería mi amor de niñez desde segundo hasta sexto, cuando ella se fue a España con su mamá.



Recuerdo que, más o menos en tercero básico mis padres se separaron por circunstancias bastante comunes en los matrimonios de menos de 15 años de casados: peleas, peleas y más peleas. No me afectó como todos creerían, siendo aún muy chico acepté la realidad de manera bien madura.

Primero a Cuarto Medio lo realicé en el Liceo Manuel BarrosBorgoño, institución a la cuál le guardo un cariño y amor ilimitado. En este liceo me formé como persona pensante, analicé mi realidad y empecé a cuestionarme las imágenes que la vida me había mostrado. Y comencé a soñar, soñar con mundos mejores en que yo podía influir en su mejora.




Al egresar de Cuarto Medio el 2012 me dio mucha pena, sentía las lágrimas intentando salir de mí ser a través de mis ojos, muchos sentimientos encontrados, muchos amigos que no vería todos los días como antes acostumbraba. Miedo, miedo por el futuro de ellos y el mío. Y si en este futuro ¿nos veíamos juntos o separados?, la gran interrogante que hasta el día de hoy me hago cada noche cuando me estiro en mi cama y pienso en las cosas que dejé atrás, las personas que no volverán, el tiempo que se va y por esos tiempos que vendrán, ojalá buenos y llenos de estima como antes soñé.


viernes, 31 de mayo de 2013

Amuleto, objeto preciado.

Quizás esta sea la penúltima clase que describo en este blog, la verdad me siento algo raro… Después de escribir tantas letras, tantas emociones plasmadas en palabras impulsivas que mis dedos escribían sin analizarlas me doy cuenta de lo tanto que me ha enseñado este curso en mi formación, no solo profesional, sino más que nada “ética”.

Por esta razón, me parece importante destacar que la clase que describiré ahora es una de las más emotivas a las que he asistido en mi vida como estudiante.

Un grupo de compañeros tenía la misión de llevar un objeto preciado a clases, algún amuleto que significara un valor sentimental gigante, algo que nunca podrán dejar atrás donde quiera que vayan…

Llegué atrasado a clases debido a una tallarinata que se atrasó, pero las sillas estaban dispuestas formando una circunferencia y el centro sería, en un momento posterior, una concentración densa de recuerdos, amores, emociones diversas que frotarían de mis compañeros.

Todos de pie, formamos dos círculos: uno sería conformado por los compañeros a los que les tocaba hablar (el interior); el exterior sería formado por aquellos que escucharíamos sus historias en silencio y respeto. Quedamos solo con el profesor Félix, me cae bastante bien, su voz es relajante y admito que en actividades reflexivas tiene muy buen enganche. Entonces comenzó la experiencia maravillosa: Comenzó mi compañera Javiera describiendo una muñeca que significaba bastante para ella, desde pequeña. Así continuaron todos, la idea era desligarse del objeto simbólicamente y “regalárselo” a un compañero del círculo pequeño (todo de manera simbólica para demostrar que esa persona significa algo, existe en tu mundo).



En fin, muchos compañeros se sensibilizaron y terminaron en llantos. Sin embargo, no eran llantos de pena ni de sufrimiento, más bien parecía ser una liberación de energía como si cada una de las personas que habló fuese un cofre con secretos dentro que ansían ferozmente salir y ser libres, darse a conocer y que los demás los entiendan.

Sentía que la oscuridad y penumbras de la sala nos envolvían a todos, nos acurrucaban como si perteneciésemos a ellas, como si no existiera nada más fuera de la sala que nos importe realmente tanto como las palabras que dictaban mis compañeros. Personalmente sentí alegría más que pena, no sufría por mis compañeros porque sabía que, en el fondo, todos tenemos aquel objeto físico o espiritual, que nos acompaña y nos da fuerzas cuando sentimos que el cielo se cae a pedazos y existe el riesgo de que uno de estos pedazos caiga sobre nuestros rostros.


Bueno, finalmente creo que queda solo una clase… Me carga el sentimiento que acontece en mi cuerpo porque me recuerda al que sentí cuando egresé de cuarto medio y tenía la certeza de que habían compañeros a los que quizás nunca más volvería a ver. En este caso, obviamente sé que veré los rostros de los profesores y muchos compañeros pero me siento más maduro, más fuerte y más resistente emocionalmente… Extrañaré estás clases, eso es seguro. 

sábado, 25 de mayo de 2013

Perdí una clase pero viví otra.

Bueno, a continuación describiré una de las clases más hermosas que se hizo en lo que se lleva del semestre pero no pude asistir a esta… La razón, muy comprensible de mi parte y de los profesores: tengo una prima de mi misma edad que iba a dar a luz a su hija en el horario de clases. Cuando pequeños nosotros jugábamos al “tombo” en la casa de mis abuelos y la pasábamos realmente bien. Me sorprendió cuando supe que estaba embarazada ya que son cosas que uno nunca espera realmente siendo tan joven la muchacha y tan linda y sin estudios.

La clase, según lo que oí de las charlas y narraciones de mis compañeros, consistió en que un primer grupo del curso (tomado en cuenta en orden de lista, o sea, los primeros compañeros de esta lista) tenía que formar un círculo al centro del auditorio Brígida Flores. Debían mantener junto con ellos muchos diarios que los profesores nos habían pedido que lleváramos esa clase y debieran cortar estos y hacer formas creativas y novedosas sobre algo que los representara profundamente o que representara a alguien muy importante en su vida.



Por lo que me enteré, salieron muchas historias dolorosas al aire… Mis compañeros y compañeras se emocionaron al contar sus experiencias pasadas con esas personas y lo que ellas significaron en su tiempo pasado.

Cuando supe que estas experiencias me las perdí me sentí muy mal ya que me gustan los momentos emotivos en un grupo social, demuestra unión y cohesión entre los pares que lo conforman, como si fuésemos moléculas de agua unidas mediante un fuerte sistema de puentes de hidrógeno.



A pesar de estas experiencias perdidas no me arrepiento de haber faltado ya que pude conocer a la hija de mi prima, la niña recién nacida más hermosa que he visto en mi vida.

Amanda, 23 de mayo, 3 kilos 300 gramos, 49,5 centímetros, nació a las 17.20 de la tarde de ese mismo día. Amanda, niña linda, naciste en un contexto injusto, viniste de repente pero estoy segura que todos en la familia te vamos a querer como si fueses nuestra propia hija. Tienes una abuela muy dedicada (mi tía, mujer esforzada y excelente mamá) y un abuelo muy trabajador, tíos que te cuidarán en cualquier circunstancia y me tienes a mí: puedes contar conmigo cuando quieras porque viví el milagro de tu nacimiento, observé como te vestían por primera vez y como llorabas por primera vez. Observé como mirabas a tu alrededor, confundida por tu entorno y tu nueva realidad; observé tu dolor en tus pupilas ante tanta luz nueva y hermosa… Eres un milagro y lo serás siempre.

Ese día aprendí que cada ser humano, cada vida es hermosapor sí sola… No me imagino el tiempo sin vida y la creación de esta a partir de dos seres humanos…


Quedé impactado y conmovido, perdí la clase pero aprendí a dar amor a primera vista a la niña más linda y hermosa.

sábado, 18 de mayo de 2013

Baile, máscaras y música.

Vuelvo a venir a esta clase, ya acostumbrado a las sorpresas y a las bonitas experiencias que he podido experimentar en este auditorio. Esta vez, miro a mi alrededor y ya no veo como desconocidos a mis compañeros, sino que más bien los observo como una relación ya establecida de “amigos” o “casi amigos”. Entonces, me pongo a pensar que estas son las caras que seguiré observando (espero) durante 4 años y medio más. Me estremece y me siento vulnerable a conformar lazos de cariño que después cueste dejar. Esta clase me mostró que cada vez somos menos racionales y más impulsivos y sentimentales. Por tanto, a la larga, nos va a traer unión y perfeccionamiento grupal a todos los Terapeutas Ocupacionales de esta generación 2013.



En esta especial clase debíamos venir nuevamente con ropa holgada, adivinemos si fui con ropa holgada… No necesitamos pistas para saber que se me olvidó. La profesora nos colocó en un círculo y, al compás de una música muy movida, empezamos a imitar sus pasos y movimientos de brazos y piernas; era bastante entretenido, sobre todo para alguien que se hiperventila de la manera en que lo hago yo (siendo sinceros, no era el único hiperventilado, solo era el que más lo demostraba).

Plantaba la vista en mis compañeros y parecían estar pasándolo muy bien. Que gracioso es cuando, en un ambiente “serio” como el que te impone la universidad, se dan estos espacios en que uno conoce otra faceta de las personas que tiene al lado. Ciertas personas entran en más confianza y se mueven más y libremente, como si la sociedad las obligara a guardarse a sí mismas actitudes que son reprimidas en su interior; otras, por el otro lado, se comportan igual de retraídas, silenciosas y serias. Pero esa es la idea de estar en la Chile y, por sobre todo, estar en Terapia Ocupacional: el respetar las ideas y comportamientos de los demás.
Luego la profesora preguntó: ¿Quién no se quiere mover, andaba enfermo o adolorido por la vacuna (que anteriormente nos habían inyectado)? Y aquellos compañeros que respondieron “YO” fueron llevados al exterior de la sala donde la profe les indicó que debían coordinar con instrumentos de percusión un agradable mix musical.

Por otro lado, otros compañeros fueron llevados con sus máscaras a ensayar una improvisación teatral basada en estas mismas.

Y nosotros, los más hiperactivos, nos quedamos en la sala donde la profesora Erna Navarrete nos pidió que improvisáramos baile. Este consistía en salir junto a otro compañero, hacer cualquier movimiento y luego juntarnos, tocarnos y quedarnos inmóviles hasta que otra pareja nos tocara, nos moveríamos todos juntos y, posteriormente, nos juntaríamos las dos parejas inmóviles hasta que otro par de compañeros llegara a tocarnos para movernos. Y así sucesivamente hasta que estuviésemos todos metidos en el baile.


El baile en especial fue algo demasiado entretenido, nos dejó exhaustos. Por esta razón, la profesora les pidió a nuestros compañeros que tocaran ritmos para darnos un momento de relajación.




viernes, 10 de mayo de 2013

Movimiento Movido

Desde que tengo memoria he sido una persona inquieta, no hiperactivo, pero siempre me gusta estar haciendo algo productivo. No me gusta estar sentado sin hacer nada bueno por mi o por alguien a no ser que esté muy cansado. Es por esta razón que la clase que describiré ahora me pareció demasiado entretenida y dinámica, algo que nunca había experimentado ni en mis mejores tiempos de niño y juegos.

Como la mayoría de las clases de Estrategias, se desarrolló en el auditorio Brígida Flores el día 16 de Mayo a las 14.30 horas luego de haber comido un rico almuerzo en el casino (me gusta mucho contextualizar las cosas, le da cierto sentido a lo que estoy narrando, ¿o cree que no?). La profesora nos había pedido ir con ropa holgada, ligera y que fuese posible mancharla un poco, nos había advertido que nos íbamos a tirar al suelo y a cansar un poco. Yo, como buen muchacho distraído de dieciocho años, se me olvidó y andaba con mis clásicos jeans y mi polera común y corriente. Esto no me imposibilitó de trabajar con todas las ganas necesarias para llevar a cabo la actividad de forma correcta y, mancharme y ensuciarme como todos mis compañeros.

Lo que más me gustó de esta clase fue que nos permitió establecer lazos, aunque efímeros y pequeños, con compañeros con los que uno no suele compatibilizar. Digo esto porque una de las actividades que nos pidió que hiciéramos fue caminar en cualquier dirección y saludarnos, unos con otros, mirándonos a los ojos e intentando transmitir con el saludo energía y buena vibra. Con esto yo creo que la profesora nos quiso motivar a intentar siempre enseñar buena vibra a la gente a la que saludamos, sin distinguir entre conocidos, amigos, desconocidos, etc.

Estas clases móviles me llamaron mucho la atención, ya que si bien nos obliga a mantenernos como sujetos activos físicamente y mentalmente durante 2 horas, a la larga nos relaja. Recuerdo haber llegado ese día y sentirme pleno, tranquilo, relajado a pesar de que podría tener exámenes o certámenes la misma semana o la siguiente.

Ese es el objetivo, en general, de esta clase, el permitirnos recrearnos y hacernos pasar momentos agradables que mejoren nuestra intercomunicación con los demás pero también hacernos reflexionar y mitigar la intra-comunicación interna de nosotros mismos.

Ahora que reflexiono acerca de mis textos me empiezo a dar cuenta que soy bastante enredado para querer expresar mis emociones e ideas, tengo que practicar en eso. Pero haciendo una retroalimentación de todo lo que llevamos hasta ahora se evidencia ante mis ojos y es clarificante la información de que he avanzado bastante en mi ortografía y redacción. Por esta razón me nace dar las gracias a los profesores Erna Navarrete y Félix Pérez por la oportunidad de poder mejorarnos a nosotros mismos, darnos cuenta de nuestros errores y mejorarlos; y mostrarnos nuestras virtudes para potenciarlas de forma magnífica.




Quedan pocas clases por describir, me comienzo a sentir nostálgico.

jueves, 2 de mayo de 2013

Pintando mi identidad.

Nueva clase, nos separaron nuevamente y los pares nos fuimos a Tomás Fierro, tenía claro que quizás ya estaban secas y listas nuestras máscaras. Nos habían pedido témperas y cosas para adornar, pero como soy muy distraído, se me habían olvidado. Se acercaba la hora de materializar nuestra identidad con colores y accesorios, se acercaba la hora de caracterizar a nuestras máscaras ya secas y listas para ser pintadas.

Lo primero que pensé cuando estaba nuevamente sentado y frente mío estaba mi rostro fue: “Mmm que raro que me cueste tanto pintar algo que me represente”, por eso le pregunto al señor lector: Si yo le preguntara quién es usted, ¿sabría responderme? Lo más probable es que su respuesta sea negativa o no sepa responderme. Que difícil para el ser humano responder algo que quizás los otro animales sobre la Tierra ya tengan predeterminado por su nicho ecológico o su lugar en alguna cadena trófica alimentaria. Y yo, como buen ser humano, tampoco conocía la respuesta a tal interrogante.

¿Quién soy? Pues, soy Pablo Morales. ¿Qué es ser Pablo Morales? Pues, ser yo. Y ¿Qué es ser “tú”? Que horror de paradojas y circularidades rondan por mi cabeza cuando intento responder preguntas con un tejo de existencialidad como las que escribí. Materializar la identidad nunca ha sido nada fácil y, empiezo a creer que su respuesta no existe y no es relevante más que hacerse la pregunta de tal cosa.

Entonces llegué a una conclusión sobre mí: Soy espontáneo, la improvisación siempre me ha gustado; usaré la espontaneidad para pintar mi máscara, me representará en su totalidad si se nota que hubo improvisación. Empecé esta improvisación tomando cualquier vasito de témpera a ojos cerrados (tocó que saqué el color rojo) y pinté el borde de mi máscara con una línea gruesa de este color. Siempre me ha gustado el rojo, demuestra actividad y no pasividad, exactamente como soy yo. Luego seguí con una serie de colores que iban pintando el borde del borde de la máscara hasta llegar al centro. Mi máscara se convirtió en un antro de colores homogeneizados como circunferencias y demostraba que yo, Pablo Morales Carreño, al igual que todos los seres humanos del planeta, soy mucho más que un solo color o un solo adorno. Hay colores y colores, colores como el negro, que representan los problemas, las delicadezas y debilidades del hombre y mujer; otro color como el rojo o el naranjo representan que somos seres biológicamente activos, necesitamos tener actividades y ocupaciones; otro color como el blanco, muy especial, representa la luz que todos tenemos y la bondad de cada hombre y mujer que habita esta Tierra.



Como usted puede ver, señor lector, me aseguré de mezclar muchas emociones dentro de lo que sería mi máscara para explicar la complejidad del ser humano. Pero lo que encuentro más hermoso de todo esto es que lo hice a partir de la improvisación que, más que una actitud, es un arte hermoso.


La espontaneidad es arte.

jueves, 18 de abril de 2013

La Música es vida.

Escribo estas nuevas palabras mientras escucho un tema de Gondwana: Pienso en ti. Que canción más preciosa. Creo que la música es una de las maravillas del mundo de la cual muchos huyen o ignoran. No necesitas ser músico para disfrutarla, solo necesitas sentirla. La música es bella, no discrimina tu edad, género, etnia o raza. Nos complementa, la vida sin música, no sería vida.
Siempre me he imaginado mi vida con una banda sonora de fondo, temas dramáticos para cuando tengo discusiones y canciones épicas y hermosas para momentos que quisiera recordar. En eso consistió esta nueva clase: Instrumentos musicales y como se genera armonía grupal a partir de estos.

Esta clase se llevó a cabo en el auditorio Brígida Flores, ahora, sin sillas. Habían sido sacadas de la sala para permitirnos más movilidad a los estudiantes. ¿Qué vamos a hacer? ¿Por qué la profesora nos pidió traer instrumentos? Mis clásicas dudas, pero esta vez eran mucho más especiales porque siento un amor incondicional hacia la música. Estaba ansioso por tocar cualquier instrumento, sea de cuerda, viento, percusión, etc…

La profesora también contaba con unas buenas cantidades de instrumentos, más que nada, instrumentos de percusión como el bongó, panderos y maracas. Estos instrumentos se sumaron a los que se nos había pedido traer. Esta mezcla exótica y llamativa de instrumentos fue dejada en el centro del auditorio y nosotros, los participantes de la actividad, alrededor de estos formando un círculo gigante. La profesora nos pidió que nos relajáramos, lo cuál me encanta hacer en estas clases ya que salgo liberado luego de esta. Hicimos, más que nada, movimiento articular de hombros, cadera, cuello y piernas; nos mantuvimos en silencio y luego la profesora nos pidió que la mitad del círculo se acercara al centro de este a coger un instrumento, cualquiera que quisiéramos elegir.

Elegí una guitarra. Esta elección la analicé desde dos grandes argumentos: uno, sé tocar guitarra, o al menos lo básico (acordes y escalas); dos, me siento más seguro junto a una guitarra que a un pandero o  un bongó.
Luego fue el turno de la otra mitad de la circunferencia y quedamos todos con un instrumentos cualquiera. Entonces, comenzó lo entretenido. La profe sentenció a un compañero que tenía un tambor grande a realizar una base para que los demás fuéramos entrando armónicamente (no importaban las notas, solo la coordinación) y formáramos un ritmo agradable de oír.

Después la profesora nos pidió expresar sentimientos a través de los instrumentos, mostrándonos en la proyección del Power point distintos sentimientos (alegría, tristeza, melancolía, etc.) y debíamos tocar los instrumentos para poder expresar esta emoción.

Más adelante, para finalizar la clase y este texto, la profesora juntó a todos los estudiantes con instrumentos según su tipo de vibración: cuerdas, viento, percusión, etc. Y pidió que cada grupo de clasificación compusiera un tema armónico para presentar a los compañeros. Nosotros, como buenas cuerdas, creamos una armonía muy linda y muy sincronizada.


Solo queda decir que la música es vida.

jueves, 11 de abril de 2013

Creación de mi blog.

Luego de la emocionante clase de las máscaras, las cuales nos ayudaron a conectarnos más como compañeros porque pudimos ver como cada uno intentaba plasmar sus expresiones que nos hablan y nos indican el estado sentimental de una persona en unos pedazos de yeso. Estas actividades, sin ninguna duda, provocan unión en la gente que la realiza y también a la que la observa (como por ejemplo, la profesora Erna en la clase).
He podido observar que a medida que avanza el tiempo y que tenemos más clases de Estrategias de la intervención, más apegado a mi carrera y en especial a mis compañeros de Terapia Ocupacional, me he vuelto. Como consecuencia de estas clases nos hablamos más en el pasillo de la Universidad o en los patios de la escuela, en el casino o en el metro. Vemos un mejoramiento de las relaciones que convergen a una mejor relación del estudiantado y de este con los docentes y administrativos.
Luego de esta introducción reflexiva sobre lo que hemos avanzado hasta ahora podré empezar a contarle al lector mi experiencia sobre esta nueva clase que tuvimos: Correspondía la creación de nuestros Blog.
El Blog es la herramienta por la cuál usted puede leer esto, contiene emociones, sensaciones y sentimientos que he podido absorber a través de las clases a las que hemos asistido. No solo yo, sino que también el resto de mis compañeros, con los cuales hemos recorrido esta travesía creativa que cada vez se pone más interesante.
Para poder hacer el blog, los que ya habíamos hecho las máscaras, fuimos llevados a las salas de computación donde recuerdo haber rendido el diagnóstico de inglés a principios de año (me fue mal, ya que no tuve inglés desde octavo básico, solo tuve francés) y cada uno del grupo se ubicó en un computador bastante tecnológico y muy rápido (dato extra).
Antes de comenzar a meter mano en la construcción del blog, el profesor nos empezó a contar ciertas experiencias de vida en la que un blog había influido mucho en el proceso de conocer a una persona; el blog nos puede decir quién es uno y cuáles son sus prioridades o gustos también. Por tanto, escuchábamos al profe contar sus historias y, siendo honesto, me motivaban mucho a escribir mi propio blog y que la gente que lo leyera sintiera simpatía, o empatía, o enojo, o furia al leerme. Esa es la gracia de las palabras, pueden ser sinceras y con las mejores intenciones, pero depende mucho su efecto del receptor que decodifique el mensaje y lo interprete a su manera. A ciertas personas el blog les puede parece genial y a otras asqueroso. Pero justamente esa es la gracia, la pluralidad de posiciones a las que uno se ve enfrentado y como uno, respetuosamente, es capaz de exhibir su punto de vista sobre ciertos temas.

Para finalizar esta entrada de blog me gustaría decir que mi estadía en la universidad ha sido muy cómoda, entretenida y profundamente enriquecedora. 

jueves, 4 de abril de 2013

Buscando mi propia identidad.

Segunda clase, debo admitir que esperé que llegaran esas horas durante toda la semana. Quizás no es la clase más técnica ni científica de la malla pero posee un espíritu que me atrae y me hace desearla. Me induce a querer acelerar el tiempo y espacio como si estuviera jugando a ser Dios, jugando con la realidad e imponer creatividad.

Esta clase fue realizada en la sala Tomás Fierro, fuimos divididos en dos grupos (pares en un grupo e impares en otro), lo cuál no me gustó mucho porque me agradan la mayoría de mis compañeros y me gusta pasar tiempo como un conjunto social al cuál da gusto pertenecer. No hay malas caras ni malos sentimientos, solo compañerismo y solidaridad.

Yo pertenecí al grupo de los pares, a los que nos tocaba realizar unas máscaras de yeso de nuestros rostros. Usted, señor lector, se preguntará: ¿Máscaras? ¿Para qué? ¿Pretenden hacer una obra? ¿Qué tiene que ver con la formación de un profesional de la salud?

Pues, señor lector, en esa clase en particular aprendí que la máscara es una representación de mi identidad. Debía aprender a poder expresar que responder cuando alguien pregunta: ¿Quién es Pablo Morales?
Entonces, mis compañeras que me acompañaron se encargaron de ponerme vaselina en mi rostro, mi cara quedó resbaladiza y me imagino que debía verme muy chistoso. Nos tomamos fotos, nos colocamos el yeso y lo pasamos realmente muy bien. ¿Quién hubiese pensado que se hacían estas actividades en la Facultad de Medicina de la Chile? Me causa risa imaginarme en el pasado como un futuro mechón ansioso de tener clases de Estrategias de la intervención sabiendo de lo que se trata. Diría: ¡Wow, que desestresados deben estar los estudiantes! Y, a decir verdad, a mí me relajan estas clases. Siento que soy libre, como un pájaro encerrado en una jaula durante 17 años que espera ansiosamente el momento de estirar sus alas, abrir la rejilla y volar y volar y volar, volar libre, desarrollarse libremente.



El desarrollo creativo requiere de abstracción de información proveniente de la realidad, analizarla y ver si podemos inducir a que exista de una forma distinta. En otras palabras, según mi propio punto de vista, ser creativo significa modificar tu entorno para darle el sello de cada persona y distinguir la realidad de un individuo de acuerdo a las diferencias que posee con otros seres humanos.



Me parece importante destacar esto que, si bien no fue parte de la clase, me ha nacido al momento de escribir estas palabras. Así soy yo, espontáneo como las explosiones y esto quedó plasmado en mi máscara. Esta tiene la forma de mi sonrisa, que expresa lo risueño que soy y lo importante que es para mí el poder vivir, sentir, querer y amar con sonrisas y felicidades que demuestran que hay esperanzas para que resista el amor y la fraternidad entre hombres y mujeres, afroamericanos y “blancos”, europeos y sudamericanos, y toda la cantidad de clasificaciones que el ser humano inventa.

jueves, 28 de marzo de 2013

Primera clase, primer encuentro, nuevas experiencias


Primera clase, primer encuentro, nuevas experiencias:

Recuerdo que cuando me matriculé en Terapia Ocupacional en esta universidad siempre me pregunté en qué consistiría este ramo, con un nombre lo bastante largo como para imponer dudas en el más hábil pensador: Terapia Ocupacional y Estrategias de la Intervención. ¿Qué sería? ¿Consistiría en como podemos intervenir, como futuros terapeutas, en la vida de los usuarios? ¿Será divertido? ¿Me podrá ir bien?
Estas y muchas otras dudas rodeaban mi cabeza, ingenua como la de cualquier universitario en primer año.

Ahora, me llevé una grata sorpresa aquella primera clase, llevando mi distintivo creativo con el nombre Pablo escrito en él. Admito haber estado confundido ante tal comportamiento que esperaban de nosotros, ya que nos han enseñado y amoldado desde pequeños que debemos ser serios y mantener una actitud madura ante la vida.

Pero me sentí pleno cuando, al ingresar al auditorio Brígida Flores, vi que todos mis compañeros de carrera conversaban y reían como si se conocieran desde hacía años. Yo, sin darme cuenta, realizaba lo mismo. Me sentía relajado, tranquilo, en paz, como si los problemas existentes fuera del auditorio no existieran. Y pude concluir que aquella clase sería distinta a cualquier otra que había tenido… Y no me equivoqué en esta conclusión.

Pronto luego de sentarnos en nuestros puestos, la profesora se presentó junto con el profesor que nos tomaba fotos. Luego de esto tuvimos nuestro primer deber en el ramo: Dibujar un triángulo en una hoja y, con múltiples colores a elección, escribir en cada vértice nuestras tres cualidades personales que sentíamos que nos definían como persona. Fue lo bastante complicado como para tomarme más del tiempo que nos dieron los profesores. ¿Cómo definirme en tres palabras? Pregunta que jamás me había hecho y que es tan interesante pensarla como complicada decir su respuesta.

Las tres palabras que elegí fueron: Perseverante, suelo ser consistente en las actividades que realizo, cuesta verme dándome por vencido cuando observo que algo puedo hacer para poder enmendar las cosas o superar las metas que yo mismo me impongo. La segunda palabra era: Risueño, río con facilidad, muchas cosas me causan gracia y me gusta que otras personas se rían junto a mí. Creo, y tengo casi la absoluta certeza, que la risa es uno de los mejores remedios que existen en este universo y que es capaz de unir a las personas de una forma que va más allá de lo físico o de lo que podemos apreciar.
La tercera palabra era Diplomacia, en el sentido de que soy muy hábil y sagaz en el trato con la gente, me llevo bien en las relaciones y no me cuesta mantenerlas.



Luego de haber escrito las palabras, las presentamos con compañeros con los que no habíamos hablado, en parejas o tríos, luego fue en grupos más grandes. Luego de un rato había que crear un grito de nuestro grupo, el nuestro consistió en Bob Esponja. Fue un grato momento.

Que las clases sigan así de buenas.