jueves, 18 de abril de 2013

La Música es vida.

Escribo estas nuevas palabras mientras escucho un tema de Gondwana: Pienso en ti. Que canción más preciosa. Creo que la música es una de las maravillas del mundo de la cual muchos huyen o ignoran. No necesitas ser músico para disfrutarla, solo necesitas sentirla. La música es bella, no discrimina tu edad, género, etnia o raza. Nos complementa, la vida sin música, no sería vida.
Siempre me he imaginado mi vida con una banda sonora de fondo, temas dramáticos para cuando tengo discusiones y canciones épicas y hermosas para momentos que quisiera recordar. En eso consistió esta nueva clase: Instrumentos musicales y como se genera armonía grupal a partir de estos.

Esta clase se llevó a cabo en el auditorio Brígida Flores, ahora, sin sillas. Habían sido sacadas de la sala para permitirnos más movilidad a los estudiantes. ¿Qué vamos a hacer? ¿Por qué la profesora nos pidió traer instrumentos? Mis clásicas dudas, pero esta vez eran mucho más especiales porque siento un amor incondicional hacia la música. Estaba ansioso por tocar cualquier instrumento, sea de cuerda, viento, percusión, etc…

La profesora también contaba con unas buenas cantidades de instrumentos, más que nada, instrumentos de percusión como el bongó, panderos y maracas. Estos instrumentos se sumaron a los que se nos había pedido traer. Esta mezcla exótica y llamativa de instrumentos fue dejada en el centro del auditorio y nosotros, los participantes de la actividad, alrededor de estos formando un círculo gigante. La profesora nos pidió que nos relajáramos, lo cuál me encanta hacer en estas clases ya que salgo liberado luego de esta. Hicimos, más que nada, movimiento articular de hombros, cadera, cuello y piernas; nos mantuvimos en silencio y luego la profesora nos pidió que la mitad del círculo se acercara al centro de este a coger un instrumento, cualquiera que quisiéramos elegir.

Elegí una guitarra. Esta elección la analicé desde dos grandes argumentos: uno, sé tocar guitarra, o al menos lo básico (acordes y escalas); dos, me siento más seguro junto a una guitarra que a un pandero o  un bongó.
Luego fue el turno de la otra mitad de la circunferencia y quedamos todos con un instrumentos cualquiera. Entonces, comenzó lo entretenido. La profe sentenció a un compañero que tenía un tambor grande a realizar una base para que los demás fuéramos entrando armónicamente (no importaban las notas, solo la coordinación) y formáramos un ritmo agradable de oír.

Después la profesora nos pidió expresar sentimientos a través de los instrumentos, mostrándonos en la proyección del Power point distintos sentimientos (alegría, tristeza, melancolía, etc.) y debíamos tocar los instrumentos para poder expresar esta emoción.

Más adelante, para finalizar la clase y este texto, la profesora juntó a todos los estudiantes con instrumentos según su tipo de vibración: cuerdas, viento, percusión, etc. Y pidió que cada grupo de clasificación compusiera un tema armónico para presentar a los compañeros. Nosotros, como buenas cuerdas, creamos una armonía muy linda y muy sincronizada.


Solo queda decir que la música es vida.

jueves, 11 de abril de 2013

Creación de mi blog.

Luego de la emocionante clase de las máscaras, las cuales nos ayudaron a conectarnos más como compañeros porque pudimos ver como cada uno intentaba plasmar sus expresiones que nos hablan y nos indican el estado sentimental de una persona en unos pedazos de yeso. Estas actividades, sin ninguna duda, provocan unión en la gente que la realiza y también a la que la observa (como por ejemplo, la profesora Erna en la clase).
He podido observar que a medida que avanza el tiempo y que tenemos más clases de Estrategias de la intervención, más apegado a mi carrera y en especial a mis compañeros de Terapia Ocupacional, me he vuelto. Como consecuencia de estas clases nos hablamos más en el pasillo de la Universidad o en los patios de la escuela, en el casino o en el metro. Vemos un mejoramiento de las relaciones que convergen a una mejor relación del estudiantado y de este con los docentes y administrativos.
Luego de esta introducción reflexiva sobre lo que hemos avanzado hasta ahora podré empezar a contarle al lector mi experiencia sobre esta nueva clase que tuvimos: Correspondía la creación de nuestros Blog.
El Blog es la herramienta por la cuál usted puede leer esto, contiene emociones, sensaciones y sentimientos que he podido absorber a través de las clases a las que hemos asistido. No solo yo, sino que también el resto de mis compañeros, con los cuales hemos recorrido esta travesía creativa que cada vez se pone más interesante.
Para poder hacer el blog, los que ya habíamos hecho las máscaras, fuimos llevados a las salas de computación donde recuerdo haber rendido el diagnóstico de inglés a principios de año (me fue mal, ya que no tuve inglés desde octavo básico, solo tuve francés) y cada uno del grupo se ubicó en un computador bastante tecnológico y muy rápido (dato extra).
Antes de comenzar a meter mano en la construcción del blog, el profesor nos empezó a contar ciertas experiencias de vida en la que un blog había influido mucho en el proceso de conocer a una persona; el blog nos puede decir quién es uno y cuáles son sus prioridades o gustos también. Por tanto, escuchábamos al profe contar sus historias y, siendo honesto, me motivaban mucho a escribir mi propio blog y que la gente que lo leyera sintiera simpatía, o empatía, o enojo, o furia al leerme. Esa es la gracia de las palabras, pueden ser sinceras y con las mejores intenciones, pero depende mucho su efecto del receptor que decodifique el mensaje y lo interprete a su manera. A ciertas personas el blog les puede parece genial y a otras asqueroso. Pero justamente esa es la gracia, la pluralidad de posiciones a las que uno se ve enfrentado y como uno, respetuosamente, es capaz de exhibir su punto de vista sobre ciertos temas.

Para finalizar esta entrada de blog me gustaría decir que mi estadía en la universidad ha sido muy cómoda, entretenida y profundamente enriquecedora. 

jueves, 4 de abril de 2013

Buscando mi propia identidad.

Segunda clase, debo admitir que esperé que llegaran esas horas durante toda la semana. Quizás no es la clase más técnica ni científica de la malla pero posee un espíritu que me atrae y me hace desearla. Me induce a querer acelerar el tiempo y espacio como si estuviera jugando a ser Dios, jugando con la realidad e imponer creatividad.

Esta clase fue realizada en la sala Tomás Fierro, fuimos divididos en dos grupos (pares en un grupo e impares en otro), lo cuál no me gustó mucho porque me agradan la mayoría de mis compañeros y me gusta pasar tiempo como un conjunto social al cuál da gusto pertenecer. No hay malas caras ni malos sentimientos, solo compañerismo y solidaridad.

Yo pertenecí al grupo de los pares, a los que nos tocaba realizar unas máscaras de yeso de nuestros rostros. Usted, señor lector, se preguntará: ¿Máscaras? ¿Para qué? ¿Pretenden hacer una obra? ¿Qué tiene que ver con la formación de un profesional de la salud?

Pues, señor lector, en esa clase en particular aprendí que la máscara es una representación de mi identidad. Debía aprender a poder expresar que responder cuando alguien pregunta: ¿Quién es Pablo Morales?
Entonces, mis compañeras que me acompañaron se encargaron de ponerme vaselina en mi rostro, mi cara quedó resbaladiza y me imagino que debía verme muy chistoso. Nos tomamos fotos, nos colocamos el yeso y lo pasamos realmente muy bien. ¿Quién hubiese pensado que se hacían estas actividades en la Facultad de Medicina de la Chile? Me causa risa imaginarme en el pasado como un futuro mechón ansioso de tener clases de Estrategias de la intervención sabiendo de lo que se trata. Diría: ¡Wow, que desestresados deben estar los estudiantes! Y, a decir verdad, a mí me relajan estas clases. Siento que soy libre, como un pájaro encerrado en una jaula durante 17 años que espera ansiosamente el momento de estirar sus alas, abrir la rejilla y volar y volar y volar, volar libre, desarrollarse libremente.



El desarrollo creativo requiere de abstracción de información proveniente de la realidad, analizarla y ver si podemos inducir a que exista de una forma distinta. En otras palabras, según mi propio punto de vista, ser creativo significa modificar tu entorno para darle el sello de cada persona y distinguir la realidad de un individuo de acuerdo a las diferencias que posee con otros seres humanos.



Me parece importante destacar esto que, si bien no fue parte de la clase, me ha nacido al momento de escribir estas palabras. Así soy yo, espontáneo como las explosiones y esto quedó plasmado en mi máscara. Esta tiene la forma de mi sonrisa, que expresa lo risueño que soy y lo importante que es para mí el poder vivir, sentir, querer y amar con sonrisas y felicidades que demuestran que hay esperanzas para que resista el amor y la fraternidad entre hombres y mujeres, afroamericanos y “blancos”, europeos y sudamericanos, y toda la cantidad de clasificaciones que el ser humano inventa.