viernes, 31 de mayo de 2013

Amuleto, objeto preciado.

Quizás esta sea la penúltima clase que describo en este blog, la verdad me siento algo raro… Después de escribir tantas letras, tantas emociones plasmadas en palabras impulsivas que mis dedos escribían sin analizarlas me doy cuenta de lo tanto que me ha enseñado este curso en mi formación, no solo profesional, sino más que nada “ética”.

Por esta razón, me parece importante destacar que la clase que describiré ahora es una de las más emotivas a las que he asistido en mi vida como estudiante.

Un grupo de compañeros tenía la misión de llevar un objeto preciado a clases, algún amuleto que significara un valor sentimental gigante, algo que nunca podrán dejar atrás donde quiera que vayan…

Llegué atrasado a clases debido a una tallarinata que se atrasó, pero las sillas estaban dispuestas formando una circunferencia y el centro sería, en un momento posterior, una concentración densa de recuerdos, amores, emociones diversas que frotarían de mis compañeros.

Todos de pie, formamos dos círculos: uno sería conformado por los compañeros a los que les tocaba hablar (el interior); el exterior sería formado por aquellos que escucharíamos sus historias en silencio y respeto. Quedamos solo con el profesor Félix, me cae bastante bien, su voz es relajante y admito que en actividades reflexivas tiene muy buen enganche. Entonces comenzó la experiencia maravillosa: Comenzó mi compañera Javiera describiendo una muñeca que significaba bastante para ella, desde pequeña. Así continuaron todos, la idea era desligarse del objeto simbólicamente y “regalárselo” a un compañero del círculo pequeño (todo de manera simbólica para demostrar que esa persona significa algo, existe en tu mundo).



En fin, muchos compañeros se sensibilizaron y terminaron en llantos. Sin embargo, no eran llantos de pena ni de sufrimiento, más bien parecía ser una liberación de energía como si cada una de las personas que habló fuese un cofre con secretos dentro que ansían ferozmente salir y ser libres, darse a conocer y que los demás los entiendan.

Sentía que la oscuridad y penumbras de la sala nos envolvían a todos, nos acurrucaban como si perteneciésemos a ellas, como si no existiera nada más fuera de la sala que nos importe realmente tanto como las palabras que dictaban mis compañeros. Personalmente sentí alegría más que pena, no sufría por mis compañeros porque sabía que, en el fondo, todos tenemos aquel objeto físico o espiritual, que nos acompaña y nos da fuerzas cuando sentimos que el cielo se cae a pedazos y existe el riesgo de que uno de estos pedazos caiga sobre nuestros rostros.


Bueno, finalmente creo que queda solo una clase… Me carga el sentimiento que acontece en mi cuerpo porque me recuerda al que sentí cuando egresé de cuarto medio y tenía la certeza de que habían compañeros a los que quizás nunca más volvería a ver. En este caso, obviamente sé que veré los rostros de los profesores y muchos compañeros pero me siento más maduro, más fuerte y más resistente emocionalmente… Extrañaré estás clases, eso es seguro. 

sábado, 25 de mayo de 2013

Perdí una clase pero viví otra.

Bueno, a continuación describiré una de las clases más hermosas que se hizo en lo que se lleva del semestre pero no pude asistir a esta… La razón, muy comprensible de mi parte y de los profesores: tengo una prima de mi misma edad que iba a dar a luz a su hija en el horario de clases. Cuando pequeños nosotros jugábamos al “tombo” en la casa de mis abuelos y la pasábamos realmente bien. Me sorprendió cuando supe que estaba embarazada ya que son cosas que uno nunca espera realmente siendo tan joven la muchacha y tan linda y sin estudios.

La clase, según lo que oí de las charlas y narraciones de mis compañeros, consistió en que un primer grupo del curso (tomado en cuenta en orden de lista, o sea, los primeros compañeros de esta lista) tenía que formar un círculo al centro del auditorio Brígida Flores. Debían mantener junto con ellos muchos diarios que los profesores nos habían pedido que lleváramos esa clase y debieran cortar estos y hacer formas creativas y novedosas sobre algo que los representara profundamente o que representara a alguien muy importante en su vida.



Por lo que me enteré, salieron muchas historias dolorosas al aire… Mis compañeros y compañeras se emocionaron al contar sus experiencias pasadas con esas personas y lo que ellas significaron en su tiempo pasado.

Cuando supe que estas experiencias me las perdí me sentí muy mal ya que me gustan los momentos emotivos en un grupo social, demuestra unión y cohesión entre los pares que lo conforman, como si fuésemos moléculas de agua unidas mediante un fuerte sistema de puentes de hidrógeno.



A pesar de estas experiencias perdidas no me arrepiento de haber faltado ya que pude conocer a la hija de mi prima, la niña recién nacida más hermosa que he visto en mi vida.

Amanda, 23 de mayo, 3 kilos 300 gramos, 49,5 centímetros, nació a las 17.20 de la tarde de ese mismo día. Amanda, niña linda, naciste en un contexto injusto, viniste de repente pero estoy segura que todos en la familia te vamos a querer como si fueses nuestra propia hija. Tienes una abuela muy dedicada (mi tía, mujer esforzada y excelente mamá) y un abuelo muy trabajador, tíos que te cuidarán en cualquier circunstancia y me tienes a mí: puedes contar conmigo cuando quieras porque viví el milagro de tu nacimiento, observé como te vestían por primera vez y como llorabas por primera vez. Observé como mirabas a tu alrededor, confundida por tu entorno y tu nueva realidad; observé tu dolor en tus pupilas ante tanta luz nueva y hermosa… Eres un milagro y lo serás siempre.

Ese día aprendí que cada ser humano, cada vida es hermosapor sí sola… No me imagino el tiempo sin vida y la creación de esta a partir de dos seres humanos…


Quedé impactado y conmovido, perdí la clase pero aprendí a dar amor a primera vista a la niña más linda y hermosa.

sábado, 18 de mayo de 2013

Baile, máscaras y música.

Vuelvo a venir a esta clase, ya acostumbrado a las sorpresas y a las bonitas experiencias que he podido experimentar en este auditorio. Esta vez, miro a mi alrededor y ya no veo como desconocidos a mis compañeros, sino que más bien los observo como una relación ya establecida de “amigos” o “casi amigos”. Entonces, me pongo a pensar que estas son las caras que seguiré observando (espero) durante 4 años y medio más. Me estremece y me siento vulnerable a conformar lazos de cariño que después cueste dejar. Esta clase me mostró que cada vez somos menos racionales y más impulsivos y sentimentales. Por tanto, a la larga, nos va a traer unión y perfeccionamiento grupal a todos los Terapeutas Ocupacionales de esta generación 2013.



En esta especial clase debíamos venir nuevamente con ropa holgada, adivinemos si fui con ropa holgada… No necesitamos pistas para saber que se me olvidó. La profesora nos colocó en un círculo y, al compás de una música muy movida, empezamos a imitar sus pasos y movimientos de brazos y piernas; era bastante entretenido, sobre todo para alguien que se hiperventila de la manera en que lo hago yo (siendo sinceros, no era el único hiperventilado, solo era el que más lo demostraba).

Plantaba la vista en mis compañeros y parecían estar pasándolo muy bien. Que gracioso es cuando, en un ambiente “serio” como el que te impone la universidad, se dan estos espacios en que uno conoce otra faceta de las personas que tiene al lado. Ciertas personas entran en más confianza y se mueven más y libremente, como si la sociedad las obligara a guardarse a sí mismas actitudes que son reprimidas en su interior; otras, por el otro lado, se comportan igual de retraídas, silenciosas y serias. Pero esa es la idea de estar en la Chile y, por sobre todo, estar en Terapia Ocupacional: el respetar las ideas y comportamientos de los demás.
Luego la profesora preguntó: ¿Quién no se quiere mover, andaba enfermo o adolorido por la vacuna (que anteriormente nos habían inyectado)? Y aquellos compañeros que respondieron “YO” fueron llevados al exterior de la sala donde la profe les indicó que debían coordinar con instrumentos de percusión un agradable mix musical.

Por otro lado, otros compañeros fueron llevados con sus máscaras a ensayar una improvisación teatral basada en estas mismas.

Y nosotros, los más hiperactivos, nos quedamos en la sala donde la profesora Erna Navarrete nos pidió que improvisáramos baile. Este consistía en salir junto a otro compañero, hacer cualquier movimiento y luego juntarnos, tocarnos y quedarnos inmóviles hasta que otra pareja nos tocara, nos moveríamos todos juntos y, posteriormente, nos juntaríamos las dos parejas inmóviles hasta que otro par de compañeros llegara a tocarnos para movernos. Y así sucesivamente hasta que estuviésemos todos metidos en el baile.


El baile en especial fue algo demasiado entretenido, nos dejó exhaustos. Por esta razón, la profesora les pidió a nuestros compañeros que tocaran ritmos para darnos un momento de relajación.




viernes, 10 de mayo de 2013

Movimiento Movido

Desde que tengo memoria he sido una persona inquieta, no hiperactivo, pero siempre me gusta estar haciendo algo productivo. No me gusta estar sentado sin hacer nada bueno por mi o por alguien a no ser que esté muy cansado. Es por esta razón que la clase que describiré ahora me pareció demasiado entretenida y dinámica, algo que nunca había experimentado ni en mis mejores tiempos de niño y juegos.

Como la mayoría de las clases de Estrategias, se desarrolló en el auditorio Brígida Flores el día 16 de Mayo a las 14.30 horas luego de haber comido un rico almuerzo en el casino (me gusta mucho contextualizar las cosas, le da cierto sentido a lo que estoy narrando, ¿o cree que no?). La profesora nos había pedido ir con ropa holgada, ligera y que fuese posible mancharla un poco, nos había advertido que nos íbamos a tirar al suelo y a cansar un poco. Yo, como buen muchacho distraído de dieciocho años, se me olvidó y andaba con mis clásicos jeans y mi polera común y corriente. Esto no me imposibilitó de trabajar con todas las ganas necesarias para llevar a cabo la actividad de forma correcta y, mancharme y ensuciarme como todos mis compañeros.

Lo que más me gustó de esta clase fue que nos permitió establecer lazos, aunque efímeros y pequeños, con compañeros con los que uno no suele compatibilizar. Digo esto porque una de las actividades que nos pidió que hiciéramos fue caminar en cualquier dirección y saludarnos, unos con otros, mirándonos a los ojos e intentando transmitir con el saludo energía y buena vibra. Con esto yo creo que la profesora nos quiso motivar a intentar siempre enseñar buena vibra a la gente a la que saludamos, sin distinguir entre conocidos, amigos, desconocidos, etc.

Estas clases móviles me llamaron mucho la atención, ya que si bien nos obliga a mantenernos como sujetos activos físicamente y mentalmente durante 2 horas, a la larga nos relaja. Recuerdo haber llegado ese día y sentirme pleno, tranquilo, relajado a pesar de que podría tener exámenes o certámenes la misma semana o la siguiente.

Ese es el objetivo, en general, de esta clase, el permitirnos recrearnos y hacernos pasar momentos agradables que mejoren nuestra intercomunicación con los demás pero también hacernos reflexionar y mitigar la intra-comunicación interna de nosotros mismos.

Ahora que reflexiono acerca de mis textos me empiezo a dar cuenta que soy bastante enredado para querer expresar mis emociones e ideas, tengo que practicar en eso. Pero haciendo una retroalimentación de todo lo que llevamos hasta ahora se evidencia ante mis ojos y es clarificante la información de que he avanzado bastante en mi ortografía y redacción. Por esta razón me nace dar las gracias a los profesores Erna Navarrete y Félix Pérez por la oportunidad de poder mejorarnos a nosotros mismos, darnos cuenta de nuestros errores y mejorarlos; y mostrarnos nuestras virtudes para potenciarlas de forma magnífica.




Quedan pocas clases por describir, me comienzo a sentir nostálgico.

jueves, 2 de mayo de 2013

Pintando mi identidad.

Nueva clase, nos separaron nuevamente y los pares nos fuimos a Tomás Fierro, tenía claro que quizás ya estaban secas y listas nuestras máscaras. Nos habían pedido témperas y cosas para adornar, pero como soy muy distraído, se me habían olvidado. Se acercaba la hora de materializar nuestra identidad con colores y accesorios, se acercaba la hora de caracterizar a nuestras máscaras ya secas y listas para ser pintadas.

Lo primero que pensé cuando estaba nuevamente sentado y frente mío estaba mi rostro fue: “Mmm que raro que me cueste tanto pintar algo que me represente”, por eso le pregunto al señor lector: Si yo le preguntara quién es usted, ¿sabría responderme? Lo más probable es que su respuesta sea negativa o no sepa responderme. Que difícil para el ser humano responder algo que quizás los otro animales sobre la Tierra ya tengan predeterminado por su nicho ecológico o su lugar en alguna cadena trófica alimentaria. Y yo, como buen ser humano, tampoco conocía la respuesta a tal interrogante.

¿Quién soy? Pues, soy Pablo Morales. ¿Qué es ser Pablo Morales? Pues, ser yo. Y ¿Qué es ser “tú”? Que horror de paradojas y circularidades rondan por mi cabeza cuando intento responder preguntas con un tejo de existencialidad como las que escribí. Materializar la identidad nunca ha sido nada fácil y, empiezo a creer que su respuesta no existe y no es relevante más que hacerse la pregunta de tal cosa.

Entonces llegué a una conclusión sobre mí: Soy espontáneo, la improvisación siempre me ha gustado; usaré la espontaneidad para pintar mi máscara, me representará en su totalidad si se nota que hubo improvisación. Empecé esta improvisación tomando cualquier vasito de témpera a ojos cerrados (tocó que saqué el color rojo) y pinté el borde de mi máscara con una línea gruesa de este color. Siempre me ha gustado el rojo, demuestra actividad y no pasividad, exactamente como soy yo. Luego seguí con una serie de colores que iban pintando el borde del borde de la máscara hasta llegar al centro. Mi máscara se convirtió en un antro de colores homogeneizados como circunferencias y demostraba que yo, Pablo Morales Carreño, al igual que todos los seres humanos del planeta, soy mucho más que un solo color o un solo adorno. Hay colores y colores, colores como el negro, que representan los problemas, las delicadezas y debilidades del hombre y mujer; otro color como el rojo o el naranjo representan que somos seres biológicamente activos, necesitamos tener actividades y ocupaciones; otro color como el blanco, muy especial, representa la luz que todos tenemos y la bondad de cada hombre y mujer que habita esta Tierra.



Como usted puede ver, señor lector, me aseguré de mezclar muchas emociones dentro de lo que sería mi máscara para explicar la complejidad del ser humano. Pero lo que encuentro más hermoso de todo esto es que lo hice a partir de la improvisación que, más que una actitud, es un arte hermoso.


La espontaneidad es arte.