Vuelvo a venir a esta clase, ya acostumbrado a las sorpresas
y a las bonitas experiencias que he podido experimentar en este auditorio. Esta
vez, miro a mi alrededor y ya no veo como desconocidos a mis compañeros, sino
que más bien los observo como una relación ya establecida de “amigos” o “casi
amigos”. Entonces, me pongo a pensar que estas son las caras que seguiré
observando (espero) durante 4 años y medio más. Me estremece y me siento
vulnerable a conformar lazos de cariño que después cueste dejar. Esta clase me
mostró que cada vez somos menos racionales y más impulsivos y sentimentales.
Por tanto, a la larga, nos va a traer unión y perfeccionamiento grupal a todos
los Terapeutas Ocupacionales de esta generación 2013.
En esta especial clase debíamos venir nuevamente con ropa
holgada, adivinemos si fui con ropa holgada… No necesitamos pistas para saber
que se me olvidó. La profesora nos colocó en un círculo y, al compás de una
música muy movida, empezamos a imitar sus pasos y movimientos de brazos y
piernas; era bastante entretenido, sobre todo para alguien que se hiperventila
de la manera en que lo hago yo (siendo sinceros, no era el único hiperventilado,
solo era el que más lo demostraba).
Plantaba la vista en mis compañeros y parecían estar
pasándolo muy bien. Que gracioso es cuando, en un ambiente “serio” como el que
te impone la universidad, se dan estos espacios en que uno conoce otra faceta
de las personas que tiene al lado. Ciertas personas entran en más confianza y
se mueven más y libremente, como si la sociedad las obligara a guardarse a sí
mismas actitudes que son reprimidas en su interior; otras, por el otro lado, se
comportan igual de retraídas, silenciosas y serias. Pero esa es la idea de
estar en la Chile y, por sobre todo, estar en Terapia Ocupacional: el respetar
las ideas y comportamientos de los demás.
Luego la profesora preguntó: ¿Quién no se quiere mover,
andaba enfermo o adolorido por la vacuna (que anteriormente nos habían
inyectado)? Y aquellos compañeros que respondieron “YO” fueron llevados al
exterior de la sala donde la profe les indicó que debían coordinar con instrumentos
de percusión un agradable mix musical.
Por otro lado, otros compañeros fueron llevados con sus
máscaras a ensayar una improvisación teatral basada en estas mismas.
Y nosotros, los más hiperactivos, nos quedamos en la sala
donde la profesora Erna Navarrete nos pidió que improvisáramos baile. Este
consistía en salir junto a otro compañero, hacer cualquier movimiento y luego
juntarnos, tocarnos y quedarnos inmóviles hasta que otra pareja nos tocara, nos
moveríamos todos juntos y, posteriormente, nos juntaríamos las dos parejas
inmóviles hasta que otro par de compañeros llegara a tocarnos para movernos. Y
así sucesivamente hasta que estuviésemos todos metidos en el baile.
El baile en especial fue algo demasiado entretenido, nos
dejó exhaustos. Por esta razón, la profesora les pidió a nuestros compañeros
que tocaran ritmos para darnos un momento de relajación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario