Desde que tengo memoria he sido una persona inquieta, no
hiperactivo, pero siempre me gusta estar haciendo algo productivo. No me gusta
estar sentado sin hacer nada bueno por mi o por alguien a no ser que esté muy
cansado. Es por esta razón que la clase que describiré ahora me pareció
demasiado entretenida y dinámica, algo que nunca había experimentado ni en mis
mejores tiempos de niño y juegos.
Como la mayoría de las clases de Estrategias, se desarrolló
en el auditorio Brígida Flores el día 16 de Mayo a las 14.30 horas luego de
haber comido un rico almuerzo en el casino (me gusta mucho contextualizar las
cosas, le da cierto sentido a lo que estoy narrando, ¿o cree que no?). La
profesora nos había pedido ir con ropa holgada, ligera y que fuese posible
mancharla un poco, nos había advertido que nos íbamos a tirar al suelo y a
cansar un poco. Yo, como buen muchacho distraído de dieciocho años, se me
olvidó y andaba con mis clásicos jeans y mi polera común y corriente. Esto no
me imposibilitó de trabajar con todas las ganas necesarias para llevar a cabo
la actividad de forma correcta y, mancharme y ensuciarme como todos mis
compañeros.
Lo que más me gustó de esta clase fue que nos permitió
establecer lazos, aunque efímeros y pequeños, con compañeros con los que uno no
suele compatibilizar. Digo esto porque una de las actividades que nos pidió que
hiciéramos fue caminar en cualquier dirección y saludarnos, unos con otros, mirándonos
a los ojos e intentando transmitir con el saludo energía y buena vibra. Con
esto yo creo que la profesora nos quiso motivar a intentar siempre enseñar
buena vibra a la gente a la que saludamos, sin distinguir entre conocidos,
amigos, desconocidos, etc.
Estas clases móviles me llamaron mucho la atención, ya que
si bien nos obliga a mantenernos como sujetos activos físicamente y mentalmente
durante 2 horas, a la larga nos relaja. Recuerdo haber llegado ese día y sentirme
pleno, tranquilo, relajado a pesar de que podría tener exámenes o certámenes la
misma semana o la siguiente.
Ese es el objetivo, en general, de esta clase, el permitirnos
recrearnos y hacernos pasar momentos agradables que mejoren nuestra
intercomunicación con los demás pero también hacernos reflexionar y mitigar la
intra-comunicación interna de nosotros mismos.
Ahora que reflexiono acerca de mis textos me empiezo a dar
cuenta que soy bastante enredado para querer expresar mis emociones e ideas,
tengo que practicar en eso. Pero haciendo una retroalimentación de todo lo que
llevamos hasta ahora se evidencia ante mis ojos y es clarificante la
información de que he avanzado bastante en mi ortografía y redacción. Por esta
razón me nace dar las gracias a los profesores Erna Navarrete y Félix Pérez por
la oportunidad de poder mejorarnos a nosotros mismos, darnos cuenta de nuestros
errores y mejorarlos; y mostrarnos nuestras virtudes para potenciarlas de forma
magnífica.
Quedan pocas clases por describir, me comienzo a sentir
nostálgico.
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